sábado, 8 de noviembre de 2014

LOS ANTEOJOS DEL FISGÓN

LOS ANTEOJOS DEL FISGÓN

Se muerden las uñas sus ojos

Porque no pueden comer
Lo que le sirven los anteojos
Después del anochecer.

Sus dedos entre las lamas
Caminan lo suficiente
Para que no se oiga la persiana,
Cuando observa de la ducha a la cama
A la bella que tiene enfrente.

Con ropa interior fantasía
Y bronceada su piel,
El paso esperado no guía
Al fisgón  y “verde” doncel,
Por la mampara que ciega
La visión a su cuartel.

Difuminada su silueta
Por los “malditos” ventanales,
El sabe que está desnuda,
Y de la imaginación también se vale.

Tórridos momentos finales
En el escondrijo del “caballero”,
Muchas veces empañados
Por los ojos de su escudero.