sábado, 6 de junio de 2015

Comer sin apetito

COMER SIN APETITO 

Vertiginoso camino descendente
el de tu larga cremallera
que mis manos recorren impacientes
hasta el final de la carrera.

Es tu atrevida lencería
la que se adueña de la situación
e invita a la monotonía
a salir de la habitación. 

Cuando las luces se apagan
reina el acaloramiento,
y “humeantes” las sábanas pagan
¡es de obligado cumplimiento!.

Recogí muy pocas nueces
después de tanto ruido,
y los milagros se presentan pocas veces
cuando se está recién comido. 

No cumplía el requisito
que exige la escasa eternidad
¡culpable fue mi apetito!
por no mostrar la necesidad.