EL NIÑO Y SU MUNDO
Conocí a un niño muy pobre
Andando por la montaña,
Sucio y destartalado
Su historia me contaba.
No tenía luz ni agua,
Ni espejo en el que mirarse,
Y cuando se levantaba del catre
A nadie veía asomarse.
Con paraguas boca arriba
Y cubos desperdigados
El agua recogía,
Y con el cazo calentaba
Lo que algún caminante le daba.
Le dije ¡qué locura!,
Cuando me contó
Que si el agua le sorprendía
Bebía de las huellas
Que dejaba marcadas su mula.
Un cura, a veces, se acercaba
Que con poco lo alegraba,
Le “limpiaba” su alma
Y un saquito le dejaba.
Lo he visto con mis ojos
El chamizo en el que vive,
No se acerca televisión,
Y en otros medios
Le dan poca conversación.
Existe la España profunda,
Sus días no tienen nombre,
Sus años no tienen días,
Y aquí siguen olvidados,
¡O quizás globalizados!.
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