Por detrás de un abanico
Va asomando insinuante
Una mirada atrevida
Con paso firme y desafiante.
Protegida por su escudo
¿ Como puede una mirada
Tener mi corazón en un puño
Y en su abanico mi espada ?
No seré presa indefensa
Aunque me haya desarmado,
Sin pasar de su muralla
Nunca estaré derrotado.
Desconfío de los ojos
Que precisan de custodia,
Rodeados de devotos
Intrigados en su historia.
No tiene genio ni lámpara
Y se le ve muy enojada
Cuando no surte efecto
Su mirada envenenada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario