SUCEDÁNEO DE AMOR
No conozco
un hogar
mejor que la
barra de un bar,
para poderme
marchar
con el
alcohol a otro lugar.
Donde beso a
quien me besa
esperando
una sorpresa,
pero siempre
quien regresa
es la
“princesa traviesa”.
Sucedáneo de
amor
que
fácilmente me apresa
para
venderme su ardor
y alguna que
otra promesa.
Las
aspiraciones que vuelan
no vuelven a
su agujero,
por lo que
compro, aunque más duelan,
“amores” más
duraderos.
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