EL
HUNDIMIENTO
En el vaivén
de nuestro barco
te ascendí a
capitán,
y te metiste
en un charco
con calabozo
y sin plan.
Navegando
entre aventuras
y con
destreza en el timón,
no mereciste
el ascenso
que te dio
mi corazón.
Señorita sin
disciplina
que a mis
órdenes estabas,
despreciaste
mis galones
para atender
otras llamadas.
Con el paso del
tiempo
saliste del
calabozo,
marcada por
los galones
que te
metieron en el pozo.
“A sus
ordenes almirante,
sé que me
hará degradar,
le quiero
como le quise
y a nadie
más llegue a amar.”
Quedarás en
libertad
sin méritos
ni medallas,
por no
guardar fidelidad
a quien te
quiso de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario