A PILAR
Una tarde gris de invierno
Donde solo faltaba la lluvia,
Sentados junto al fuego,
Sentí que era el día
De desprenderme de los miedos
Y soltar todos mis nervios.
Me armé de valor y
Aunque algo tembloroso
Pude decir ¡mi amor!
¡Te quiero mi amor!
Después de mucho tiempo juntos,
Siempre juntos,
Rozando nuestras manos
Pensé que era el momento,
Que no podías decir ¡no!
Siempre decías
Que querías sentirme cerca,
Que era alguien especial,
Pero nunca fuimos más allá.
Ahora, tranquilos,
Con las puertas de par en par
A nuestra imaginación,
Solo pienso en los mil besos perdidos,
En los abrazos que quedaron
Por falta de decisión.
Ahora sin temor,
Sin miedo a nada,
Puedo decir que eres
Mi pasión siempre soñada.
EL COLLADO VERDE
A flor de piel Donde todos erais uno,
Renacen tus sentimientos Todos os arropabais
Invisibles y más ocultos, Pendientes todos de todos.
Cuando te aproximas La sencillez os rodeaba,
Al pueblo que te vio nacer. ¡Pero qué felices fuisteis!
Recuerdo que contabas Tu creciste
Tus andanzas Y con tristeza
Por el collado verde, Viste languidecer
Las aldeas, Los sorbos de vida
Un entorno casi solitario De la gente
Donde pasaste la niñez , Que tu tanto querías.
Un rincón iluminado Aún hoy existe
Mágico para ti, Ese rincón iluminado
Capaz de humedecer tus ojos Que tanto has amado,
Una y otra vez. Y las personas que quedan
Trastada sobre trastada En tu jardín encantado,
Con tu hermana jugabas. Apagarán sus velas
Tu madre os corregía Y andarán el camino
Pero vosotras no parabais, Hacia sus vidas eternas.
La niñez os podía,
Y tu madre al final desistía.
¡Dicen que carne que crece
No está quieta!
Que recuerdos con tus amigos,
Familiares, vecinos.
Aquellos tiempos
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